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viernes, 4 de septiembre de 2020

Quisiera ser naturaleza vegetal, sin tener que estar asfixiado por las preocupaciones pero el hombre hasta en eso, lo destruye todo en detrimento de sí mismo. Me gustaría no sentir tanto dolor, tanta y tanta desesperación, tanta y tanta impudicia, tanto odio, tanta deshumanización. Ojalá me atrapara la naturaleza entre sus brazos, como detritus para una nueva tierra fértil, sin que los pasos del hombre sigan arrasando todo lo que su ambición pisa y denigra. A veces, pienso que este virus debería llevarse la vida de los infames, los predicadores de la adversidad y los hambrientos de poder. Sin embargo, la mano divina del hacedor no es sino una entelequia y son otras manos, manos de sombras, las que detentan el caos y la muerte. Ahora que nos mantienen enmudecidos bajo la naturaleza oscura y devastadora del hombre, solo nos queda esperar que nos aten a un futuro adscrito al yugo de lo conmensurable, al control de una vidas determinadas por el miedo. Hemos descubierto la naturaleza de parte de la humanidad irracional, ignorante, mímesis de una sombra que parecía dormida. Entonces ¿qué nos queda por hacer? Yo me abrazo a mi naturaleza humana, a los bosques, a la selva, al alma del mundo……