Vistas de página en total

martes, 25 de enero de 2022

Madre, llevo el peso de tu dolor y quiero liberarme. Estoy cansado e intento compensarlo con el amor pero hay momentos que no puedo, necesito sentir que debo vivir. Te quiero. Sin embargo, me veo solo aunque sé que no lo estoy y hay momentos que creo voy a perder la cordura. Me cansa tanto egoísmo y tanta impudicia por parte de aquellas personas que decían querernos pues nos abandonaron a nuestra suerte. Nos tenemos el uno al otro pero a veces, no soporto tanta carga, no puedo ser madre, ni padre, ya ni tan siquiera me siento hermano de quienes antepusieron sus intrigas frente al amor. Me he ido liberando esos sentimientos oscuros, no obstante, vuelven como sacos de arena atados a mi cintura para ahogarme en un mar de lágrimas. En algunos momentos, no sé qué hacer y busco la serenidad. Me he pasado gran parte de mi existencia cuidando de los míos, quiero sanarme pero dime quién cuidara de mí en este camino tan maltrecho. Veo la luz e intento aferrarme al amor aunque en determinados momentos, me puede la ira y el rencor, ante tanta desidia, mentiras y promesas incumplidas. De nada me sirve pensar que la vida pone a cada uno en su sitio si la justicia divina no existe, es una entelequia. Debo estar así, fuerte, manteniendo esta carga a la espera de soltar lastre, poco a poco, frente a la adversidad de tu duelo y esta soledad que me invade con sus luces y sus sombras……

 

sábado, 22 de enero de 2022

Hacedor de luz, entre la oscuridad. 
El juego reside en tomarla entre las manos,
 cubrirse con ella para expandirse y ser simplemente luz. 

 

sábado, 15 de enero de 2022



Somos agua hasta en las emociones y nos enseñan a controlarlas cuando en realidad, solo debemos dejarlas fluir. No podemos contenerla pues, en algún momento, el cristal donde reposan nuestras lágrimas se agrietará. Por naturaleza, el inicio de cualquier vida es una ruptura como el niño que emerge de una placenta. Todo nace de un leve llanto de agua, puro y cristalino.











viernes, 14 de enero de 2022

Me miro, ya no soy aquel ser demudado por el dolor constante, la decepción  y la tristeza. Y en esa mirada, me he dado cuenta que la deconstrucción de mi yo comenzó con su muerte, pues el padre partió para que el hijo siga su vida. En estos días, me estoy observando entre los recuerdos y he descubierto el inicio de esta transformación ya irradiada por mi ser. Por eso, debo seguir atisbando entre mis imágenes reflejadas cual es la parte que quiero afianzar en el futuro, si el “constructo” de un ser apegado a los sentimientos oscuros o el niño que juega a hacerse mayor. Ese infante nunca se ha ido, siempre ha estado ahí y aunque parezca de mis ropajes están fríos, solo necesito volver a calentarme con el fragor de lo cotidiano. Aunque persista la ansiedad, estaré por encima de las circunstancias y antepondré el amor a cualquier sentimiento sombrío, solo es cuestión de escuchar este corazón puro que palpita.