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viernes, 5 de marzo de 2021




La vida no es un camino de rosas, lo sé. Unas veces te pinchan sus espinas y otras te embelesan sus colores pero se marchitan. Y a pesar de todo, incluso en su cenit, hay una belleza, un sustrato de la muerte que genera otra vida. Debemos seguir el camino despejado, con la mente despierta y altiva, desfilando hacia el horizonte, entre hojas secas pues la vida sigue en suspensión. Amate a ti mismo, esa es la rosa mística que nunca fenece delante del espejo.