Querido tío
Antonio, no tengo recuerdos tuyos salvo esta foto dentro de otra, pese a tener tu
nombre de segundo y las anécdotas que me han contado sobre ti. La noche que
viajaste al más allá, Neil Armstrong estaba pisando la luna, era el primer hombre que hacía
esa aventura en nuestro sistema solar, el 20 de julio de 1969. Aquel día, habías tenido una discusión con el Presidente de la Comisión de Fiestas de San
Lorenzo, Antonio Martel, pues como era tradición los festejos habían sido del 1
al 10 de agosto, pero los querían ampliar hasta el 15. Después de aquella
trifulca, enfadado, cogiste una azada y empezaste a arar la tierra, produciéndote
un golpe certero, un quiebro en tu corazón maltrecho. Desde el 21 de julio de
1969, fuiste la primera víctima de los fuegos y no estoy dispuesto a ser otra
más, en esta constelación kármica, tu darma es mi darma, nadie me va a acallar
ni amedrentar. Soy esa barrera que desplaza
a la ignorancia, distancia a la petulancia, barrancal de emociones justas que discurre
entre roquedales, el león que ruge ante el enemigo, Y en honor a tu nombre, rompo cualquier mordaza, nadie puede hacerme daño, he labrado
en la tierra y con mi azada, el valor del testimonio y la verdad.