No
ves hojas secas, ni pájaros vivos, solo es la espera silenciosa del otoño,
cuando el verano declina las ilusiones pasajeras. El único canto que se
escucha, es un corazón que tiembla por seguir viviendo, fuera del jarrón de
cristal. Es pura apariencia, no hay nada extraño en lo que ves, solo es un
retazo de vida que gravita en suspensión con la belleza del tiempo detenido.
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