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lunes, 15 de julio de 2019



A veces, se asoma esta angustia para golpearme por dentro. Es entonces, cuando la ingravidez vuelve a mi cuerpo convulso. Paso del desánimo a la desazón. Trasiego del dolor a la melancolía. Y en ese abatimiento, resurjo de nuevo, a través de una simple mirada, tras este espejo. Es ahí, donde todo se refleja, el espacio donde deviene la búsqueda incesante del equilibrio.

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