Antes
de buscar tu reflejo en el espejo. Acuérdate de abrazar tu sombra para atraerla
hacia la luz. Y en el destello de ese abrazo, encontrarás el momento de verte a
ti mismo. Hazlo desde la compasión, desde la ternura, sé misericordioso
contigo, no dejes que tus complejos te limiten. Recuerda siempre que la mejor
semblanza de uno mismo es saber aceptarse, desde la autocontemplación. De esa
manera, el proceso se hace más llevadero y en cada búsqueda, la vida fluye como
el agua transparente.
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