Esta
reina a la que todos y todas temen, lleva una corona de incertidumbres. Cada
piedra preciosa que brilla le otorga un poder: la sinrazón, la mezquindad, el
egoísmo, la ansiedad y la suspicacia. Detrás de ella, se esconde una cohorte de
intereses ocultos y su mirada es la presunción de una crisis que se asoma tras
un conflicto. Si la respiramos podemos morir pero es peor su mirada vacilante,
una mirada de cifras y números que va generando la defunción de nuestros
anhelos de libertad y futuro. No sé si podremos desterrarla, condenarla al
ostracismo pero al menos nos cuidamos de ella pese a que este aislamiento, es
la situación perfecta para postergarnos hacia un abismo de entropía y control
de nuestras vidas, nuestros ecosistemas. Así que no perdáis la cordura, debemos
estar alerta, si dejamos que se asiente en nuestras vidas, se coronara por
siempre como dueña de nuestras existencias, a través del miedo, la superstición
y la alienación.
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