Me envuelve la máscara con un hilo
dorado, circundando mi ser. Haces áureos bañan mi cuerpo, impregnando mi silueta
con cuatro talentos: el meditativo, el trascendental, el devocional y el
gnóstico. Y mientras esos hilos gualdos cubren mi silueta como un manto, el violeta conecta con mi conciencia, el espíritu del
conocimiento. La naturaleza vital debe envolverse de esa capa para poder
sobrellevar el infortunio, es la dimensión donde los pensamientos se convierten en sueños y demudan
hacia la plenitud.
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