Sal de tu crisálida, al hombre y la
mujer se le conoce por sus palabras y acciones pero su género no queda definido
por su sexo sino por el cúmulo de sentimientos, emociones, religión, cultura,
ideología, psicología, identidad cultural y étnica, condicionantes
socioeconómicos y demás premisas que responden a la diversidad. Eso es la parte
de un todo, la figura esencial del ser queer, la definición correcta de lo
distinto, raro o extraño que se niega a definirse en lo estrictamente normativo
y que muchos o muchas, se empecinan demonizar. Yo puedo viajar de un lado al
otro, desde mi anima y mi animus, desde mis preferencias culturales que me
conmueven, de manera difusa para sostener que lo más importante es ser siempre
uno mismo. Vence los prejuicios de los
que pretenden encasillarte y se difuso, eso desconcierta a aquellos o aquellas
que no ven más allá de sus propias convicciones caducadas. Hay que
relativizarlo todo para poder llegar a comprender que el sentido del ser, es la
libertad de querer ser cualquier identidad suprema que acepta lo distinto como
conciencia viva, una especie de alma queer.
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lunes, 18 de mayo de 2020
martes, 12 de mayo de 2020
Me envuelve la máscara con un hilo
dorado, circundando mi ser. Haces áureos bañan mi cuerpo, impregnando mi silueta
con cuatro talentos: el meditativo, el trascendental, el devocional y el
gnóstico. Y mientras esos hilos gualdos cubren mi silueta como un manto, el violeta conecta con mi conciencia, el espíritu del
conocimiento. La naturaleza vital debe envolverse de esa capa para poder
sobrellevar el infortunio, es la dimensión donde los pensamientos se convierten en sueños y demudan
hacia la plenitud.
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