La
vida no es un camino de rosas, lo sé. Unas veces te pinchan sus espinas y otras
te embelesan sus colores pero se marchitan. Y a pesar de todo, incluso en su
cenit, hay una belleza, un sustrato de la muerte que genera otra vida. Debemos
seguir el camino despejado, con la mente despierta y altiva, desfilando hacia
el horizonte, entre hojas secas pues la vida sigue en suspensión. Amate a ti
mismo, esa es la rosa mística que nunca fenece delante del espejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario