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viernes, 16 de noviembre de 2018


Como arterias que interconectan con una realidad  digitalizada, construimos relaciones etéreas, desapasionadas y dúctiles.  Nos comunicamos a través de simples toques de teclado, intercalando números, datos efímeros que constituyen una vida artificiosa. Nos alejamos de la realidad, a través de interconexiones eléctricas, pulsaciones descarnadas, palabras e imágenes objetivadas que esconden una falta de apreciación del inconsciente colectivo. Somos solo objetos consumibles, mediatizados por la presencia intangible de la carne y el dolor. Niégate a sentirte codificado, datado, cosificado pues la única sangre que recorre las arterias de tu cuerpo, está hecha con el flujo de la vida. 

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