Preparan
los velámenes para tu partida, ahora que nos dejas pero sé que nuestros
corazones están henchidos por ese amor que desplegaste como alas al viento. Tu
recuerdo prevalecerá siempre aquí, como un barco en medio del océano tranquilo,
tras la lluvia que cae en este tiempo de otoño. Amiga, me despido de ti, no lo
sé hacer de otra manera, solo puedo recordar tu sonrisa y la vitalidad con que
soportaste la adversidad. Me quedo con esa querencia generosa, compartida siempre
en tus palabras y tu cariño, nuestras anécdotas universitarias que viajan por
las emociones como itinerarios del tiempo. Ahora que ese barco surca este océano de aguas
cristalinas, mi adorada y tierna amiga, me bañaré contigo algún día, en la
misma playa de nuestra infancia –Las Canteras- para rememorarte siempre.
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