La
Sombra estuvo siempre allí, agazapada en la noche del tiempo pero se ha
expuesto a la luz para quedarse. Se expandirá desde la tierra para aplacar a
los corazones desconcertados, sumiéndolos en el odio y la intolerancia. Son
hijos de la ignorancia, prestos al servicio de los embaucadores que vociferan
sin sentido, el honor ensombrecido por su propia inquina. Hay que apagarlos,
devolvernos a sus cavernas, ensombrecerlos con la luz del conocimiento y la
verdad, sumirlos en su propia sombra.
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