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sábado, 15 de enero de 2022



Somos agua hasta en las emociones y nos enseñan a controlarlas cuando en realidad, solo debemos dejarlas fluir. No podemos contenerla pues, en algún momento, el cristal donde reposan nuestras lágrimas se agrietará. Por naturaleza, el inicio de cualquier vida es una ruptura como el niño que emerge de una placenta. Todo nace de un leve llanto de agua, puro y cristalino.











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