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sábado, 12 de mayo de 2018




A contraluz siempre, siguiendo la estela que marco frente a lo convencional. A contracorriente, buscando mi propio espacio diferenciado del común dominante. Delante del presente para no prever el futuro ya de por si incierto, retomando en cada instante de lucidez, esas palabras que me iluminan. Nada es inmediato, vivimos aferrado a esa intangibilidad, culpable del olvido, de lo efímero cuando en realidad, nuestra alma siempre quiere la transcendencia. Yo soy la luz que se cubre con las sombras, que se regenera, motivada por esa caricia sutil marcada por el demiurgo, resistente a lo vacuo, siempre a contra luz, siempre a contracorriente.
Se han asentado los pilares de esta casa sobre los restos de su pasado. Las ventanas se han abierto para mostrar sus recuerdos, sus  muros son invisibles y el tiempo parece haberse detenido. Nada la sostiene, salvo su reflejo, bajo una capa infinita de emociones, palabras e historias que quieren restablecer la vida, su hábitat, las estancias donde otrora dormían las ilusiones. Tu morada está dentro de ti, se refleja cada vez que intentas seguir el camino, la ruta que determina tu propio destino.

miércoles, 9 de mayo de 2018


Heme aquí, recuperando el tiempo dormido, fortaleciendo mi mente con mis impulsos que se fraguan en los pensamientos, en la conciencia de esos anhelos ontológicos de serlo todo y al mismo tiempo nada. La vida es un calidoscopio, según se observe, tal como la apreciamos, tal como nos la dictan y solo nos diferencia, esa intención con la que aprendemos a derivar nuestras palabras, hechos y emociones. El espacio es solo un resquicio intemporal que segrega visiones distorsionadas de la realidad, el verdadero horizonte está aquí dentro, en el habitáculo donde coexisten nuestras percepciones y actitudes ante lo verdadero. Y es que no hay más morada que aquella donde el tiempo se reparte entre sabiduría, conocimiento, hedonismo y creatividad. 

Ese cielo es un laboratorio de luz que rompe las aristas de lo irracional.  Todo lo invade, reflectando las ideas, radiando palabras, incidiendo en el presente para mitigar la oscuridad. A veces, aparece en algún rincón, otras me deslumbra adquiriendo la forma de un fantasma que musita pensamientos. Esa luz estalla, haciéndome recordar lo importante que es mantenerse despierto, expectante, desconcertado y siempre risueño ante la adversidad. Desde aquí todo lo inalcanzable se alcanza, divisado por esa inquietud pero solo hay que esperar a que se produzca ese destello. Esa luz esta en ti, déjala entrar por la ventana, irrádiala, deja que se muestre bajo el prisma de tu imaginación. 

martes, 8 de mayo de 2018

Miro hacia ninguna parte. Nada existe, el cielo azul ha desaparecido por esas nubes grises que aploman este tiempo, quebrado, demudado hacia el tedio y la insatisfacción. Solo veo lo que mis ojos quieren ver, lo que la retina me reflecta a través de esos flashes de luz que dinamizan esa inconsistencia. Entonces, me devuelve el ánimo esas ráfagas de colores añil, tan fuertes y oscuros a la vez, tan intensos que demarcan el sentido ingrávido de la existencia. Un baño de luz índigo, una pátina de azul invade mis ojos celestes, mezclando esa visión taciturna del tiempo con mi vitalidad, esperando a que los días vuelvan a tener la claridad que anhelo, luz del mañana.

domingo, 6 de mayo de 2018



¿Y me preguntas quién soy yo? Un caminante que busca su propia luz siempre, que deja atrás sus sombras, envueltas en esas máscaras. No importa si me ves como una simple silueta perdida entre haces de luz. Solo observa, ando descalzo, en absoluta entrega a los dones que los dioses parecen haberme otorgado. Mírame, aunque me veas desvanecer, sigo siendo yo, no me he perdido hacía una luz infinita, solo voy a ella para que venga hacía mí y entregarme. Estoy desnudando mi alma, lo sé, es una forma de acercarme también a ti para que juntos alcemos las manos hacía la vida.




Se desparramaron mis lágrimas, al sentir que los días estaban repletos de ti. ¿Y yo te necesitaba acaso? ¿No estaba el vaso ya colmado, medio lleno? Aquel vacío lo intenté llenar contigo pero aprendí que era imposible. Y ahora sigue estando como debe estar, a medias, sin derramar más gotas de ausencia, sino declinado para no recaer, ni desbordarme con emociones que intentan suplir ese vacío.