Se desparramaron
mis lágrimas, al sentir que los días estaban repletos de ti. ¿Y yo te necesitaba
acaso? ¿No estaba el vaso ya colmado, medio lleno? Aquel vacío lo intenté
llenar contigo pero aprendí que era imposible. Y ahora sigue estando como debe
estar, a medias, sin derramar más gotas de ausencia, sino declinado para no
recaer, ni desbordarme con emociones que intentan suplir ese vacío.
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