Quisiera ser naturaleza vegetal, sin
tener que estar asfixiado por las preocupaciones pero el hombre hasta en eso,
lo destruye todo en detrimento de sí mismo. Me gustaría no sentir tanto dolor,
tanta y tanta desesperación, tanta y tanta impudicia, tanto odio, tanta
deshumanización. Ojalá me atrapara la naturaleza entre sus brazos, como detritus
para una nueva tierra fértil, sin que los pasos del hombre sigan arrasando todo
lo que su ambición pisa y denigra. A veces, pienso que este virus debería
llevarse la vida de los infames, los predicadores de la adversidad y los
hambrientos de poder. Sin embargo, la mano divina del hacedor no es sino una
entelequia y son otras manos, manos de sombras, las que detentan el caos y la
muerte. Ahora que nos mantienen enmudecidos bajo la naturaleza oscura y
devastadora del hombre, solo nos queda esperar que nos aten a un futuro
adscrito al yugo de lo conmensurable, al control de una vidas determinadas por
el miedo. Hemos descubierto la naturaleza de parte de la humanidad irracional,
ignorante, mímesis de una sombra que parecía dormida. Entonces ¿qué nos queda
por hacer? Yo me abrazo a mi naturaleza humana, a los bosques, a la selva, al alma
del mundo……
Vistas de página en total
viernes, 4 de septiembre de 2020
viernes, 21 de agosto de 2020
¿Quién
tiene la culpa? El miedo es un poder intangible y se genera en un tour de forcé,
entre poderes no tan ocultos que se disputan el alma del mundo. Emerge bajo la
ideología del erario universal por la disputa de un territorio o las vidas de
los hombres humildes. A veces, no tiene
forma o puede parecer una entelequia y otras, es un minúsculo ser, una micra de
dolor que se expande como la peste. No somos sino muñecos, simples víctimas de
una oligarquía que se transmuta durante siglos, proclamando un sistema de
sociedad siempre injusto, sempiterno estado de injusticia, desigualdad y
sufrimiento. ¿Y qué podemos hacer para
sobrevivir? Impera la ley de supervivencia sobre la vivencia misma de sentirse
uno vivo, pues secundan el mismo principio de destrucción y desolación. ¿Cómo
podemos hacer para restituir la vida misma como único y eterno valor? No lo sé.
Puede que nos tengamos que conformar con compartir el dolor, abriendo nuestras
voces contra la represión desde el lenguaje que cada uno maneja. No es cuestión
de ser profetas, sino portavoces de un grito que desean expandir los hombres
que se sienten libres, desde poniente a occidente.
miércoles, 19 de agosto de 2020
En el subconsciente universal hay
uno solo pensamiento, el miedo agónico hacia el futuro. No hay límites, ni
latitudes, ni hemisferios, ni altitudes que no pueda atravesar. Se expande como
la niebla obnubilando las mentes cansadas y mantenerse despierto es como
batallar contra fantasmas en medio de una pesadilla. El mundo se ha convertido
en la pandemia del temor, de la incertidumbre, la paranoia y la ignorancia. Sin
embardo, si quieres combatir esta entropía, debes mantenerte aferrado a tu alma
creativa y construir tu propio espacio de libertad.