A
veces, me siento evanescente o quizás debo serlo para entender la diferencia.
Ya no es abatimiento, sino conciencia de ser uno mismo pese a los prejuicios,
frente a la cosificación del cuerpo pero: ¿no es más fuerte aquel que siente su
espíritu, indagando en el porqué de todo y la inestabilidad de la nada? Soy
evanescente ante tus ojos y al deseo pero si me preguntas cuáles son mis
recursos para sentirme vivo, te diré que solo la consistencia de sentirme diferente,
hace que la evanescencia desaparezca. Entonces, el deseo solo es un alcance más
dúctil que desear ser deseado pues no hay más ansia que alcanzar los sueños de
camino a la inmortalidad.
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