La
codicia, se ha establecido en el mundo como un lobo hambriento. Sujeta junto
con sus manos el mundo, la avaricia, títere de unas fuerzas oscuras que solo
quieren establecer el odio y la barbarie. Poco a poco, la vela se ha ido apagando,
mientras el alma del mundo agoniza por culpa de unos pocos en detrimento de
aquellos y aquellas que la custodian. El fuego lo arraso todo, la llama que
inflama la vida solo atrae la muerte y mientras el hombre no tome conciencia,
no habrá nadie que vele su luto. Sin embargo, hay voces que rompen cadenas,
para eliminar ese paradigma que tiñe de oscuridad nuestras vidas. Míralos,
están ahí al acecho para convertir el espacio donde cohabitamos en un terreno fructífero
sí, pero sin futuro, pues donde antes crecía la hierba, ahora nace la
desolación.
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