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sábado, 18 de agosto de 2018


Este dolor no quema, no abrasa, solo enciende la pasión que circula por mis venas. Exangüe me quedé tras tanta desengaño y la llama vuelve a inflamar la vida que corre por ese cuerpo maltrecho. No puedo dejarme abandonar a esa tristeza, ni dejar que amortajen mi cuerpo los hacedores  de la adversidad. He avivado tantas veces este fuego en mi cuerpo escindido por el dolor y el desengaño que me vuelvo ígneo, para arremeter contra la injusticia, la depresión y reconvertirlas en llamaradas, que vencen cualquier destino fatuo.

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