Me
despido de ti por siempre, una vez que he dejado de frecuentar tu recuerdo. Me
alejo definitivamente, tras estos años, intentando sobrellevar el duelo de tu
perdida. Nunca me amaste, ni lo intentaste, solo habías encontrado cobijo a tu
soledad, llenando el vacío que ha determinado tu existencia. Jamás me deseaste,
solo anhelabas mi ternura, te perdías solo con reclamar mi tacto pero el deseo
que ata dos cuerpos nunca ejecutó su simbiosis. Se fue perdiendo poco a poco
hasta que no pudiste negarlo, se mostró aquella noche como un quebranto. Hoy me
despido de ti, ya es hora, la vida se ha encargado de sentenciarte en mi
memoria. Detrás de aquella ventana donde tantas noches, esperaba declinar el
ocaso, solo siento el viento, llevándose tu ausencia.
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