El deseo es una mariposa que siempre debe salir de su crisálida, volar, posarse en otros cuerpos y comprender que no existe pertenencia, sino libertad, desapego. ¡Quién no aprende a estar sin el deseo consumado, debe aletear sus sentidos! ¡Quién no experimenta el vacío, la ausencia del deseo, no comprende la libertad! Debemos ser crisálida, cuerpo esenciado, carne trémula para batir esas alas que nos hacen divergentes y únicos. Debemos saber que el deseo no se extingue del todo, estará ahí pero una mañana dejará de estar presente. Vuela, vuela, vete de rama en rama a la búsqueda de otro hemisferio corpóreo. Sigue tus propios designios, en cada entrega existe la nada y la germinación de lo infinito. Gravita, se libre, sé mariposa alzando el vuelo.
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lunes, 2 de julio de 2018
El deseo es una mariposa que siempre debe salir de su crisálida, volar, posarse en otros cuerpos y comprender que no existe pertenencia, sino libertad, desapego. ¡Quién no aprende a estar sin el deseo consumado, debe aletear sus sentidos! ¡Quién no experimenta el vacío, la ausencia del deseo, no comprende la libertad! Debemos ser crisálida, cuerpo esenciado, carne trémula para batir esas alas que nos hacen divergentes y únicos. Debemos saber que el deseo no se extingue del todo, estará ahí pero una mañana dejará de estar presente. Vuela, vuela, vete de rama en rama a la búsqueda de otro hemisferio corpóreo. Sigue tus propios designios, en cada entrega existe la nada y la germinación de lo infinito. Gravita, se libre, sé mariposa alzando el vuelo.
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