Hay amores ciegos, amores cegados, amores que
producen ceguera pero en algún momento hay resquicios de luz, de determinación
y salida entre las sombras. Cuando se sale, la vida se vuelve a sentir pero
la ceguera forma parte del mismo proceso vital, pues hasta en la oscuridad se
fraguan historias. Debe haber vida siempre, debemos buscarla dentro y
esparcirla hacia afuera, el amor y desamor, la pena y la angustia, la espera y
el abatimiento y sin lugar a dudas, la única forma de vivir es dejarse llevar
por los caminos que frecuenta el destino inusitado. Aunque te nuble la ceguera,
no importa, ya aprenderás a salir, ciego es el que no quiere ver y cegado el
que no puede apreciar, la esencia de la experiencia. Por eso, vive a ciegas si es necesario, mecido por tus propias historias que redimen una vida injusta
pues por justicia, solo tenemos una vida para vivirla.
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