Entre la costa de Perú y Chile, hay una isla
perdida que aparece cuando El Niño azota, cada tres u ocho años, esa ondulación
de América del Sur. Ni siquiera Humboldt
pudo cartografiarla en sus viajes por el nuevo continente y los navegantes
españoles, solo supieron de ella, a través de las leyendas incas. Decían los
indígenas que en esa isla, iban a parar las almas más nobles, en forma de
pájaros de vivos colores, parecidos a pequeños canarios. Allí solo viven,
hombres y mujeres víctimas de naufragios, aislados del mundo que acontece bajo
el cielo despejado. Los pocos que la han visto, navegantes y antiguos
marineros, la llama “Isla de los Desventurados” pero para los indígenas, es la
“Isla de los Bien Hallados” pues era el único paraíso que conocían donde sus
vidas serían libres del yugo y el terror.
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