Vistas de página en total

lunes, 30 de abril de 2018



A Emily Dickinson

Y si he de morir, colocadme unas rosas blancas ante los pies de mi lecho, traídas del jardín de los sueños. Me acompañara su aroma, enaltecido con el último aliento que exhale mi alma ya cansada. Solo pido que mi cama este firme, el lecho fresco, las sábanas blancas y no deslucidas, junto a mis libros donde me perdí anhelando otros mundos, otras historias. No quiero lamentos, no quiero llantos, solo sonrisas, besos y abrazos. No deseo exequias, cantadme aquellas viejas canciones que me hicieron tan feliz. No quiero misas en lenguas muertas, ni responsos sobre una vida ya condenada al calvario, solo palabras conmovedoras. Dejad que las rosas blancas se marchiten y recitadme un poema, el más sutil poema, aquel que solo expresa la belleza del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario