Vistas de página en total

martes, 24 de abril de 2018


Pensaba que mi lecho estaba vacío, como cada noche, esperándome entre sábanas de algodón, impregnadas con el hálito de mis sueños nocturnos. Si mi lecho hablará, si tuviera brazos, seguro que me arroparía al sentir como mis desvelos van mullendo el colchón, las tablas de la cama se han resentido de tanta inquietud, mi almohada necesita descansar de mí, apartada en un rincón.  Sin embargo, mi lecho esta siempre ahí, venturoso en nuestro encuentro, pues no me amonesta, ni me irrita, es un espacio solo de dos, el sitio donde cada noche, pese a mis abatimientos, me deja descansar, presto a seguir con la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario