Mi reflejo es una reflexión de mi propio reflejo en el
espejo, a través del obturador del tiempo y la luz que entra por esa ventana
diafragmática. Mi reflejo es la dimensión donde mi identidad juega a ser otro y
al mismo tiempo es mimesis de uno mismo, portal de viajes a universos donde la
conciencia se vuelve visible ante lo invisible. Ese reflejo es constancia de
una experiencia catárquica, quizás incluso expresión de identidades distintas, en
absoluta espera del encuentro con el ser que se muestra tras el espejo. Hay múltiples
reflejos tantos como generan las apariencias, pero detrás de ellas, hay una
parte de mí y siempre está presente el ser ontológico que dormita, aparece y desaparece.
En cada reflejo, hay una vida renacida, transciende el espacio de mi conciencia
aletargada, revive como en una ceremonia de inicio, muerte y resurrección, del
todo al vacío, del momento a la plenitud.
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