La
vieja ciudad se ensombrece por sus propias contradicciones. Los campanarios
tañen sus años de decadencia. Y sin embargo, de aquellos patios escondidos,
donde aún se manifiesta la belleza, renace una nueva vida que entreteje
palabras, voces que parecían enmudecidas y quieren tener su propio espacio
en el devenir del tiempo.
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